EURITMIA, ¿CÓMO NOS BENEFICIA?

 
 
 

EL ASPECTO HIGIÉNICO DE LA EURITMIA

 

La Euritmia nace como arte en 1912, fruto de la inspiración del filósofo Rudolf Steiner y se va desarrollando y ampliando en el curso de los años, de forma que, en la actualidad, el arte eurítmico puede ser llevado a cabo además, de forma pedagógica, de forma social y de forma higiénico-terapéutica.

 

Como arte, la Euritmia representa un género de lenguaje mudo y visible, en forma de movimientos del cuerpo humano. Estos movimientos suelen representarse en una coreografía, ya sea de forma individual o grupal, pero no ha de ser confundido con mímica o con danza, ya que este arte sigue las leyes fonéticas del lenguaje hablado. La euritmia artística puede realizarse acompañada de música, de recitación, o en silencio. De esta forma, se ponen de manifiesto el ritmo, lo musical, lo poético…

El instrumento expresivo es el ser humano en su totalidad, moviéndose en el espacio, pero al igual que en el lenguaje hablado, donde nos ayudamos de los gestos de las manos para comunicarnos, el euritmista, se sirve de sus manos más que de otras partes del cuerpo.

A pesar de representar la belleza a través de los gestos, el objetivo de la euritmia artística es revelar las experiencias interiores de acuerdo con un lenguaje de gestos muy precisos.

 
 
 

Los movimientos realizados en el arte de la euritmia pertenecen a la misma corriente en que se hallan las fuerzas del crecimiento humano, los movimientos propios de la circulación, de la respiración…todos ellos fomentan y preservan la salud. Es por ello, que si los movimientos que se realizan desde la expresión artística son llevados a cabo de una forma ampliada y apropiada, se elabora una euritmia terapéutico-higiénica, pudiendo entrar en nuestra vida como un factor promotor de la salud.

 
 
 
 
 
 
 
 

Lo característico de la euritmia higiénica es que se practica de forma continua y regular. Con 15 minutos diarios sería suficiente. Rudolf Steiner aconsejó una serie de ejercicios eurítmicos propicios para que fueran higiénicos, diferenciándose de los ejercicios eurítmicos curativos que se emplean para determinadas enfermedades.

 

En la práctica de la euritmia higiénica se llevan acabo elementos básicos como el caminar consciente, vocales, consonantes, ejercicios espaciales y ejercicios anímicos entre otros.

 

Los 15 minutos diarios aconsejados pueden ser repartidos aproximadamente a la mitad en ejercicios vigorizantes, que despiertan, por la mañana, y el resto de tiempo y de ejercicios relajantes y tranquilizantes, por la tarde.

 

El cuerpo etérico o vital es una parte del hombre que se vuelve rígido en la mayoría de las personas que se sientan y pasan la vida sin interés por su entorno. Esto no es bueno para las funciones orgánicas. Realizando esta práctica diaria, nuestro cuerpo etéreo o vital se mantiene ágil y flexible, neutralizando la tendencia a la rigidez que adquirimos con el paso del tiempo, y volviendo a convertir nuestro cuerpo en un instrumento útil, por lo que la práctica continua de los movimientos adecuados, favorece la salud.

 

La euritmia ayuda al ser humano a reconocerse a sí mismo cada vez más, pudiendo ganar control sobre sí mismo internamente, por lo que resulta un buen método de crecimiento cuando estás en la búsqueda del equilibrio y del desarrollo de tu propio potencial.

 

Para impartir euritmia, el euritmista ha recibido una formación rigurosa de 4 años a tiempo completo y 5 años y medio a tiempo parcial. El número de horas de estudio y prácticas realizadas corresponden al grado universitario de 4 años que en la actualidad requieren las titulaciones universitarias. En Europa, es de hecho un título universitario y se estudia en todos los continentes. El euritmista está capacitado para decidir los ejercicios adecuados para cada persona para que ésta pueda recuperar el equilibrio físico, emocional y espiritual.

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